¡Hola holita Flanders!
¡Por fin un hueco y luz al final del túnel! Algunos ya lo sabéis pero otros no, el próximo martes es mi último día en la agencia, y el miércoles empiezo en un nuevo lugar. Emocionada es poco y aunque parezca mentira tengo ganas de trabajar. En serio, sí. xD Las nuevas oportunidades despiertan al luterano que hay en mí. Los últimos meses en la agencia han sido una vorágine, mucho trabajo y bastantes responsabilidades, hasta el punto que ya casi no tenía tiempo de hacer cosas interesantes, también sumamos un punto de agotamiento por el hecho de haber estado dando clases como profe en un master de Publicidad Integral, (¡un saludo para los chicos del master! ¡que son gente con muchas ganas de aprender!), agotamiento no solo por dar la clase, si no por prepararlas, al final he continuado con la tónica general de marzo y han sido más los días que me he acabado acostando a las mil. Pero sarna con gusto no pica.
¿Y cuál es el futuro ahora para mi y para Miss Vinagre? Pues en principio mucho más alentador y luminoso. A nivel profesional voy a poder seguir desarrollándome técnicamente, cosa que iba camino de estancarse, y aprender/hacer cosas nuevas. Para el blog esto implica un poco más de tiempo libre, y tiempo libre significa MissVi feliz, y MissVi feliz escribe más. Everything OK. Ouh yeah.
¿Lo peor? Lo de siempre, tener que decir adiós a la gente y a un equipo en el que todos hemos crecido de la mano de todos, una pequeña familia con sus más y sus menos, pero que en los peores días saber que trabajas con gente así ayuda a sobrellevarlo con una sonrisa. Espero y creo que va a ser un hasta luego porque siempre nos quedarán las cañas en los Jeros… Así que lo bueno no se va a perder. Lo juntamos con la esperanza de trabajar próximamente con un equipo que seguro que estará a la par de estos compis que dejo atrás y todo pinta de maravilla.
Aún no he decidido que haré el martes cuando me despida, si me vestiré o no de Pikachu o que pastelillo sabroso llevaré (¡acepto sugerencias aparte de los cakepops!). ¡Ah!, tampoco me olvido de que os debo el copy del post anterior re-escrito, a mis mas apasionados fans, podéis calmar vuestros corazones, no hace falta que hagáis capturas de pantalla, WordPress tiene un sistema de versiones y nada se ha perdido, agradezco mucho vuestra preocupación, desorientación, tiempo dedicado y devanado de sesos, pero podéis dormir tranquilos (vozka mediante xD)
En vistas de un futuro un poco mas sencillo hoy os traigo otra galette, con setas esta vez (que algunos me pedisteis en Facebook).
Lo bueno de las galettes es que son unas tartas con un toque rústico nada convencional y que no necesitan de moldes ni de herramientas especiales culinarias de ningún tipo. Su formato, además, las hace perfectas para llevar a un picnic y ahora que viene ya está aquí el buen tiempo es un plus añadido para salirnos de las clásicas tortillas de patata y filetes empanados (¡o como complemento!)
Podéis encontrar la primera galette que hice pinchando aquí o visitar el repertorio de tartas saladas aquí.
Nuestros ingredientes, nada del otro mundo, unos 200 gramos de setas congeladas, creme fraiche, una cebolla verde grande (o una seca), queso de cabra con un toque de miel, un huevo, un poco de pimienta de jamaica y el remate con la albahaca. Aparte necesitaremos una cantidad de masa quebrada (puedes encontrar como hacerla a mano aquí o comprar una lámina redonda ya hecha en el supermercado)
Cortamos en daditos la cebolla con cuidado.
Ponemos a calentar una sartén a fuego medio alto, una vez esté caliente añadimos 3-4 cucharadas de aceite de oliva.
Agregamos la cebolla al aceite y dejamos cocer durante un minuto o dos…
Añadimos las setas y subimos el fuego a alto, ya que empezarán a descongelarse soltando el agua.
Las tapamos durante 3-4 minutos para que se descongelen más rápidamente.
Destapamos transcurrido este tiempo y bajamos a fuego medio, dejamos que se evapore el líquido hasta que quede una mezcla aparentemente seca.
En esta ocasión yo añadí setas secas desmenuzadas, pero es algo totalmente opcional, le da, eso sí, más sabor a bosque. Añadimos también una pizca de pimienta de jamaica molida.
Una vez cocinadas añadimos dos cucharadas grades colmadas de creme fraiche o 50 ml de nata líquida.
Removemos bien dejando que reduzca y añadimos 4-5 hojas grandes de albahaca picada.
Removemos bien y dejamos cocer un par de minutos. Retiramos del fuego y lo pasamos a un plato o un bol para que se enfríe. Precalentamos el horno a 180º
Mientras tanto extendemos (si hemos hecho la masa casera) la pasta quebrada. Convertimos la bola de masa inicial en un disco plano.
Espolvoreamos ligeramente con harina cada parte y comenzamos a estirar hasta que tenga un diámetro aproximado de 40-50 cm, no es necesario que sea completamente redonda ni que tenga los bordes perfectos.
Pasamos la lámina de masa a un papel de hornear o una placa de horno untada con mantequilla o aceite.
Probamos de sal la mezcla de setas y nata, si no hay nada que corregir añadimos un huevo al cuenco.
Batimos bien para que quede bien incorporado.
Y colocamos la mezcla en el centro de la masa dejando por lo menos 10 centimetros de margen entre el borde y las setas.
Añadimos el queso de cabra desmenuzado por encima de la mezcla.
Y plegamos la tarta sobre sí misma haciendo pliegues para que quede más estético.
Horneamos en el horno precalentado a 180º durante 30 minutos o hasta que esté dorada y crujiente, tanto por arriba como por abajo.
La sacamos del horno y la dejamos reposar 5 minutos antes de servirla. Decoramos con albahaca troceada y servimos tibia.
Recuerda que tienes la receta para la masa de pasta quebrada aquí.
- 1 cebolla pequeña
- 200 gramos de setas congeladas o 150 gramos de frescas
- 100 gramos de creme fraiche o nata líquida
- Albahaca picada
- 1 huevo
- 1 cantidad de masa quebrada o masa quebrada ya preparada de supermercado con forma redonda
- 100 gramos de queso de cabra
- Aceite de oliva virgen Extra
- Sal
- Pimienta molida
- Comienza picando la cebolla en daditos pequeños.
- Calienta una sartén grande a fuego medio y añade 3-4 cucharadas de aceite de oliva
- Añade la cebolla y déjala pochar a fuego medio bajo hasta que esté transparente
- Añade las setas y sube el fuego a medio fuerte, remueve bien, tápalas durante 5 minutos para que se descongelen.
- Transcurridos cinco minutos destápalas y déjalas cocer a fuego medio hasta que hayan evaporado casi todo el líquido y estén casi secas.
- Añade la creme fraiche y remueve bien, déjalo evaporar hasta que quede la mezcla seca. Apaga el fuego y añade la albahaca picada, remuévelo bien, corrije de sal y añade pimienta negra recién molida. Déjalo enfriar en un cuenco.
- Mientras tanto extiende la masa hasta formar un círculo grande (unos 40 cm) y ponla sobre un papel de hornear.
- Añade el huevo a la mezcla de setas y remueve bien. Pasa la mezcla al centro del circulo de la masa quebrada y extiéndelo dejando un márgen de por lo menos 10 cm en el borde.
- Salpica la superficie con trocitos de queso de cabra.
- Pliega el borde sobrante sobre la mezcla de setas y queso.
- Mételo al horno a 180º durante 30 minutos o hasta que la tarta esté cocida y dorada.
- Sírvela salpicada con albahaca fresca.
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